Para 2030, los empleados tendrán que cambiar de tareas y volver a capacitarse.
Según el estudio realizado por McKinsey, los trabajos menos calificados serán los primeros en destruirse y por ello aumentará la necesidad de la educación universitaria.
Hoy existe una creciente preocupación acerca de si habrá suficiente trabajo en la próxima década debido a la automatización.
La historia sugeriría que tales temores pueden ser infundados, ya que con el tiempo los mercados se ajustan a los cambios de la demanda laboral por interrupciones tecnológicas. No obstante, en general esto ocasiona una reducción de los salarios.
El desafío, será asegurar que los trabajadores tengan las habilidades y el apoyo necesarios para la transición a nuevos empleos.
La automatización está ocurriendo y traerá beneficios sustanciales a las economías de todo el mundo. Permite que las empresas mejoren su rendimiento, su velocidad de producción y su calidad, logrando resultados que van más allá de las capacidades humanas.
Los robots no solo pueden realizar actividades físicas rutinarias de forma mucho más eficiente y a menor costo que los humanos, sino que también avanzan aceleradamente en la implementación de capacidades cognitivas consideradas demasiado difíciles de automatizar, como hacer juicios tácitos, conducir e incluso sentir emociones.
No solo podría automatizarse el trabajo de baja destreza y poco salario, ya que las ocupaciones de habilidad media, alta remuneración y alta destreza también tienen un cierto potencial de automatización.
Por lo tanto, la automatización cambiara las actividades laborales diarias de todos, desde obreros hasta administrativos y ejecutivos.
Se estima que aproximadamente la mitad de todas las actividades de la fuerza de trabajo del mundo podrían automatizarse mediante la adaptación de tecnologías.
Aun así, la automatización no sucederá de la noche a la mañana. Incluso cuando existe el potencial técnico para hacerlo, tomará años que las actividades laborales actuales se automaticen por completo.
El impacto en los trabajadores variará según las diferentes actividades y ocupaciones, pero requerirá en todos los casos, un grado de adaptación y aprendizaje en materia tecnológica.
Economías emergentes: Generarán la mayor parte del consumo mundial para el 2030 y se estima que podría crecer en 23 billones de dólares.
En consecuencia, permitirían crear unos 280 millones de nuevos empleos por ingresos de bienes de consumo y unos 85 millones en salud y educación.
Mayor población envejecida: Habrá una importante demanda de médicos, enfermeras, asistentes y cuidadores dentro del hogar, lo que podría generar hasta 85 millones de nuevos empleos.
Tecnología: El gasto en tecnología podría aumentar en más del 50 por ciento para el 2030 y la mitad serían servicios de IT, esta tendencia podría crear hasta 50 millones de nuevos empleos.
Infraestructura y edificios: Crearán una demanda laboral significativa si se toman medidas para superar la escasez de viviendas.
Podrían generar hasta 200 millones de nuevos empleos, para arquitectos, ingenieros, electricistas, carpinteros, trabajadores de la construcción, etc.
Energías renovables: Tecnologías de energía eólica, solar y de adaptación al cambio climático, podrían crear hasta 10 millones de nuevos empleos.
Trabajos Domésticos: Podrían crear hasta 90 millones de nuevos empleos, en ocupaciones tales como cuidado de niños, educación infantil, limpieza, cocina y jardinería.
Los trabajadores del futuro dedicarán más tiempo a las actividades donde las máquinas son menos capaces, como la gestión de personas, la aplicación de conocimientos y la comunicación con los demás.
Dedicarán menos tiempo a las actividades físicas predecibles y a la recopilación y proceso de datos, donde las máquinas superan el rendimiento humano.
Se requerirán habilidades y capacidades sociales, emocionales y aquellas cognitivas más avanzadas como el razonamiento lógico y la creatividad.
Los salarios podrían estancarse o caer en aquellas ocupaciones donde la demanda laboral disminuya.
El crecimiento del empleo en las economías avanzadas, estará en las ocupaciones del extremo superior de la distribución de salarios.
Y también crecerán algunas ocupaciones que actualmente son de bajo salario, como asistentes de enfermería y asistentes de enseñanza.
Frente a las transiciones de la fuerza de trabajo hacia nuevos empleos, una reacción podría ser intentar reducir su alcance y velocidad para preservar el status quo, pero eso sería un grave error.
Ya que si bien una adopción más lenta podría limitar la escala de transiciones de la fuerza laboral, también reduciría las contribuciones de estas tecnologías para el crecimiento económico.
Por lo tanto, deberíamos adoptar estas nuevas tecnologías, pero también abordar las transiciones y los desafíos que traerán aparejados.
Apoyar la creación de empleo, con políticas fiscales y monetarias que garanticen una demanda suficiente y apoyo para la inversión empresarial y la innovación.
Desarrollar el reentrenamiento laboral, capacitando a las personas para que aprendan nuevas habilidades comercializables.
Mejorar la fluidez del mercado de trabajo y la movilidad laboral. Las plataformas digitales pueden unir a los trabajadores con las empresas que buscan sus habilidades.
Proporcionar ingresos y ayuda para trabajadores desplazados, como el seguro de desempleo y asistencia para búsqueda laboral.
Es fundamental que los gobiernos inviertan estas tendencias, haciendo que las transiciones de la fuerza de trabajo y la creación de empleo sean una prioridad más urgente.
Necesitaremos visiones creativas de cómo se organizan y valoran nuestras vidas en el futuro, en un mundo donde el rol y el significado del trabajo comienzan a cambiar.
Basado en los informes de McKinsey Global Institute:
What the future of work will mean for jobs, skills, and wages
Harnessing automation for a future that works
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